Quizá no le has dicho a nadie que estáis buscando un embarazo y, cada vez que te viene la regla, necesitas hablar con alguien que no sea tu pareja. Él está desconcertado e intenta animarte cada vez diciendo: “no te preocupes cariño, ya te quedarás otro mes”. Sin embargo, lo que necesitas es un poco de consuelo, alguien que llore contigo y que después te diga que lo estás haciendo todo perfecto para conseguirlo.
¿Te reconoces en esta situación?
Mi consejo es que busques ayuda. Muchas mujeres pierden un tiempo precioso antes de acudir a un especialista en reproducción asistida. Por el camino, reciben consejos de todo tipo, la mayoría de las veces inofensivos, pero también ineficaces. Muchos de estos “falsos mitos” sugieren adoptar un estilo de vida saludable: dieta sana, ir al gimnasio, no beber alcohol, alejarse del tabaco y sobre todo no estar estresada ni con ansiedad. También practicar posturas nuevas en la cama, quedarse con las piernas dobladas después el coito…. Os aseguro que todo esto no va a cambiar lo más mínimo las posibilidades de embarazo.
Si tras un año teniendo relaciones sexuales regulares no se ha conseguido el embarazo, el siguiente paso es buscar soluciones. Elegir un centro o un especialista no es fácil. Creo que en tu primera visita debes marcarte tres objetivos: Realizar una historia clínica, orientar y solicitar las primeras pruebas de estudio y establecer una buena relación médico-paciente. Es muy importante que encuentres un médico en el que confíes plenamente, que sientas que le importas, que se preocupe por ti y que te lo demuestre. También que forme parte de un equipo grande: si quieres más información que puede resultarte útil a la hora de valorar una clínica de Reproducción Asistida, la encontrarás en el post “Fecundación in vitro, precio”
A veces, las personas que siguen un tratamiento de fertilidad para tener un hijo describen el proceso como una “montaña rusa emocional”. Es frecuente sentir desánimo, negación, culpabilidad, ansiedad, miedo a ilusionarte, miedo a fracasar en los intentos, cansancio y… muchas otras emociones, pero son transitorias.
Según mi parecer, es bueno compartirlo con el entorno más cercano pero lo mejor es pedirles silencio: decide tú cuándo y cómo hablar del tema. A veces, también es mejor evitar salir con amigos que tengan bebés o con amigas embarazadas. Es normal sentirse incómoda. En cuanto a la pareja, creo que tenéis que estar más unidos que nunca y apoyaros mutuamente, pase lo que pase. Ante esta situación, cada uno va a reaccionar según su carácter, igual que ante otros problemas de la vida. Propongo que os lo toméis como un reto, como un proceso que puede uniros si le ponéis cariño, romanticismo e ironía.
A mis pacientes suelo aconsejarles que se mantengan ocupadas. Que llenen su tiempo libre y que dediquen sólo unos minutos al día a pensar en su tratamiento. En este ratito deben centrarse en su objetivo, imaginando cómo se sentirán cuando tengan a su bebé en brazos. Con los avances actuales, el 95% de las mujeres que hacen tratamiento de reproducción consiguen ser madres.
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