Abril 2013
Los médicos que dedicamos nuestra vida a ayudar a que las personas tengan hijos y las parejas que gracias a la Fecundación In Vitro han podido formar una familia sentimos una profunda emoción ante la noticia de la muerte de Robert Edwards. Este biólogo inglés, que murió el miércoles 10 de abril mientras dormía a los 87 años, fue el pionero de la Reproducción Asistida, al conseguir por primera vez fecundar un óvulo humano en un laboratorio.
Gracias a su valentía, su trabajo incansable, y la fe que siempre puso en su sueño, logró ver por primera vez un embrión humano, a pesar de todas las resistencias que se encontró. Fueron pocos los que entonces entendieron el sentido de sus investigaciones, incluso fue rechazada su petición de financiación para proseguir su trabajo y tuvo que continuar buscando apoyos en manos privadas. Edwards consiguió que la esterilidad dejase de considerarse una fatalidad y pasara a ser únicamente un problema médico y a ser reconocida como una enfermedad. Edwards es también el padre de la Medicina Embrionaria que considera a cada embrión como un pequeño paciente.
En octubre del 2010 recibió merecidamente el Premio Nobel, y creo que entre todos los distinguidos con este galardón quizás sea uno de los que más ha ayudado a la humanidad. Sin duda es uno de los que ha cambiado la vida a un mayor número de personas.
Era un hombre entrañable. Recuerdo el día que le conocí en un congreso en Grecia, y mi extrañeza al observar que había acudido a la cena de gala en zapatillas de andar por casa… recuerdo también mi emoción cuando me sacó a bailar, aunque lo cierto es que no tuve ningún mérito porque en aquella época apenas había doctoras que se dedicaran a la reproducción y yo estaba entre las que pocas mujeres que acudían al acto.
Los especialistas en esterilidad le debemos a Edwards que hoy, en la mayoría de los casos, podamos solucionar los problemas de fertilidad, y que España sea actualmente un país de referencia internacional en Medicina Reproductiva al que acuden pacientes de todo el mundo buscando ayuda para ser padres.
Hace unas semanas me llegó una carta conmovedora de una paciente expresándonos su agradecimiento tras dar a luz a su hija después de muchos años de infertilidad. Sus palabras representan el sentir de millones de familias en todo el mundo, y creo que son el mejor homenaje que podemos rendir a Robert Edwards.
“Sin su ayuda ahora no sentiría esta inmensa felicidad que siento al tener en mis brazos a mi hija Julia, mi más preciado tesoro, mi vida, mi ser, mi todo… es lo mejor que me ha pasado en la vida… Sé lo dura que puede llegar a ser la infertilidad, lo que hay que luchar cuando no hay fuerzas, cuando te caes y tienes que volver a levantarte y seguir y seguir… el empeño de tantas parejas como nosotros, a los que la vida nos ha puesto a prueba con una carrera llena de obstáculos sin saber si llegaremos al final… ahora pienso que todo el sufrimiento ha merecido la pena gracias a que ponéis a nuestro alcance los avances de la ciencia, para que muchas mujeres como yo podamos hacer realidad nuestro sueño.”
Robert Edwards seguirá viviendo a través de los cinco millones de niños que han nacido en el mundo gracias a la Fecundación In Vitro.
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