(2) SIGUEN LAS PRIMERAS PRUEBAS –

Supongo que también estaréis sorprendidos con lo que acabáis de ver. Repetimos el experimento con más pacientes y esto es lo que descubrimos: que los fetos cuando oyen música reaccionan con movimientos de la boca y de la lengua… intentan vocalizar. Pero la única forma de que les lleguen los sonidos como los oímos nosotros es emitiéndolos vía vaginal.

“Pero ¿qué es esto?”, pensamos. Teníamos que empezar un estudio científico para entender esta respuesta, y  saber desde qué momento se producía, a qué se debía, qué circuitos neuronales se activaban… Pero también queríamos saber qué oyen en realidad los fetos, que no es como pensábamos, y por qué esta diferencia entre la vía vaginal y la abdominal.

Nos pusimos inmediatamente en contacto con otorrinos, neurólogos, otros ginecólogos, ingenieros de sonido y sabios de todo tipo, pero nadie pudo ayudarnos.

Eso sí, los otorrinos dijeron que no podía en ningún caso hacer daño al oído fetal. Los neurólogos, que cualquier estimulación sensorial es buena. Y los ginecólogos, que somos los médicos de cabecera de los fetos, explicamos al comité de ética que aprobó la metodología del estudio que este dispositivo no suponía ningún riesgo.

No podían ayudarnos porque no se sabía nada de todo esto. Os lo digo para que tengáis en cuenta que lo que os voy a contar sobre la audición fetal es totalmente novedoso a nivel mundial. Es algo no descrito en la historia de la medicina y es fruto de tres años de mucho trabajo de investigación médica, de estudio de la física del sonido, de antropología, de música y de un montón de disciplinas.

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